DSS2016EU

Donostia se presentaba a ser Capital Europea de la Cultura con un proyecto elaborado de forma colectiva, entre numerosos agentes ciudadanos, culturales e institucionales. Una candidatura que ponía el foco en la cultura como derecho, como elemento de transformación social para la convivencia, desde la creación y la colaboración.

Nuestro trabajo a lo largo de dos años fue muy transversal, intenso y artesanal. Desde diseñar y desarrollar los primeros laboratorios de co-creación en los que emergieron las claves conceptuales para dar forma a la candidatura, hasta la definición de su estructura y los contenidos principales de la programación. También estuvimos inmersas en la coordinación de la edición de los documentos a concurso o el formato de la presentación ante el jurado. Además participamos en dar forma al plan de comunicación o el modelo de gobernanza. Entre todo esto, una parte importante del trabajo tuvo que ver con hacer mucha mediación y con mantener el pulso para que lo artístico, lo cultural, la poética, lo experimental,se mantuvieran a lo largo del proceso como el verdadero adn del proyecto y de su lógica de funcionamiento.

Dibujamos muchos esquemas y mapas. Trabajamos en un gran gabinete abstracto, que poco a poco se fue concretando, en un proyecto de capitalidad que en realidad planteaba una década de trabajo hasta 2020, con un momento de celebración en 2016. Un proyecto centrado en las personas, que desde la creación y la cultura, se enfrentaba a nuestras propias convenciones, estereotipos y contradicciones, inmersas una gran crisis multidimensional con ingredientes como el terrorismo, los derechos humanos, las fronteras, la ecología, el neoliberalismo, la diversidad de lenguas y lenguajes, la posición geopolítica de Europa… Un proyecto que proponía una transformación en las maneras de entender y practicar la cultura, como factor esencial en el desarrollo humano, social, económico y territorial. Un proyecto que se basaba en tres verbos: CON=VIVIENDO, CON*VERSANDO y CON>FLUYENDO , con la cultura como una manera integral de entender la democracia.

Estuvimos implicadas en toda la primera fase de candidatura. Y al final resulta que contra todo pronóstico…¡GANAMOS! Donostia fue elegida Capital Europea de la Cultura. Lo que vino después ya es otra historia. Pero de todo aquello, además de muchos aprendizajes y buenas relaciones, conservamos el primer cuaderno de bitácora y otros documentos germinales. Algo así como el código fuente del proyecto que queda como legado. Archivos casi perdidos en la memoria, de una historia que no fue un mito, sino que por un tiempo fue bien real.